Todos creemos que el ejercicio es bueno para nosotros, pero no siempre vamos al gimnasio o salimos a correr; pero para ponernos en forma tenemos que hacer ejercicio, tenemos que levantarnos del sofá y hacerlo. ¿No es más fácil cuando también tenemos a alguien que nos inspire y motive el ser responsables? Lo mismo aplica para nuestra fe.