A pesar de que la salud mental es planteada hoy como un derecho universal y que cada vez se habla más de ello, se diseñan estrategias para mejorar las políticas, los servicios y el acceso a ellos… la salud mental parece más esquiva y menos común que nunca. Nuestra fe provee recursos superiores para enfrentar los grandes problemas del ser humano, incluidos los problemas de salud mental.